domingo, 16 de julio de 2017

El hombre que había ignorado a las hormigas



    
                                              ”La vida y los sueños son páginas de un mismo libro”
                                                                                             Schopenhauer

El corazón  de H se alivió y su respiración, aún agitada, fue retornando a la normalidad. Su agradecimiento a la mujer que lo había sacado de aquel sueño horrible  era infinito. La angustia y el  pavor cesaron en el momento justo. No obstante, todavía se le erizaba todo. Aún persistía la horripilante imagen de aquel  monstruo que con su potente mandíbula lo había arrastrado, aunque sin herirlo, cogiéndolo  del cinturón y del pantalón y transportándolo hacia la boca de aquel averno en forma de hormiguero. El zarandeo salvador de su cónyuge había llegado a tiempo. Con mezcla de repulsión y horror todavía le parecía sentir los palpos de aquel ser. Seguía oyendo vibrar el suelo, por el que lo arrastraba, al estridular sus miembros otros seres de la misma especie. También percibía los efectos de las feromonas mezclados con un sinfín de olores que procedían de todos sitios. Estremecedoras sensaciones táctiles se unían a  la horrífica visión  pegada a sus ojos de la cabeza de aquel insecto.
El repentino empequeñecimiento, por el que devino en un minúsculo ser humano que  acarreó su desgracia, le permitió contemplar de cerca la actividad acelerada de los miembros de la colonia que, como su captora a él mismo, transportaban toda clase de alimentos en la misma y fatídica dirección.      
  Del fondo de su memoria le vinieron imágenes del sueño, anteriores a su captura, en las que recibía “mensajes” de la hormiga en forma de reproches por la maldad de una acción suya anterior: “Estúpido humano, lleno de soberbia ¿Crees que porque somos pequeñas, como tú ahora, nuestras vidas no valen nada?  Sois como nosotros pequeñas motas en el universo. Nosotras estamos aquí muchos millones de años antes que vosotros; y os hemos precedido en cosas de las que os jactáis .Hemos alimentado a nuestras larvas cultivando hongos mucho antes de vuestro cacareado invento de la agricultura. Vuestras sociedades no funcionan mejor que las nuestras. Al contrario vais camino de la destrucción. Lo peor es que nos arrastrareis “Y sin esperar respuesta del estupefacto H, lo había atrapado en la forma referida…

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            Unos días antes de la pesadilla…
Había salido a andar. Estaba nublado, aquella mañana de agosto, cuando empezaron a caer esas típicas gotas gordas que uno nunca sabe si serán confirmadas por una lluvia seria o quedarán abortadas rápidamente. Ocurrió lo segundo. El fenómeno, no obstante, produjo una especie de aceleración  en todas las minúsculas criaturas de ese hábitat: escarabajos, cochinilllas, tijeretas, hormigas….Parecían tener una prisa incontenible. Una explosión schopenhaueriana  de voluntad de vida.
H había dejado el camino de asfalto y oyendo aún sus propias pisadas se adentraba en el sendero de tierra por el que pululaban todos esos insignificantes, para él, seres. No se enteró-ni le importaba-que sus enormes zapatillas masacraran, inmisericordes, a una  multitud de laboriosas hormigas obreras cortando con muerte la hilera  y dejando una trágica y triste imagen.
Curiosamente poco después del paseo leyó una extraña noticia.Un hombre que vivía sólo desapareció misteriosamente dentro de su propio domicilio.Inquietantemente el apartamento,solo el suyo,apareció invadido por una plaga de hormigas
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Lo único cierto es que, con posteridad al sueño referido,la conducta de H  resultaba extravagante y alguien  dijo haberlo visto  ayudando a  un impotente escarabajo pelotero a darse la vuelta.Y algún otro que lo vió inclinado sobre un hormiguero" hablando solo".

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