”La vida y los sueños son páginas de un mismo libro”
Schopenhauer
El corazón de H se alivió y su
respiración, aún agitada, fue retornando a la normalidad. Su agradecimiento a
la mujer que lo había sacado de aquel sueño horrible era infinito. La angustia y el pavor cesaron en el momento justo. No obstante,
todavía se le erizaba todo. Aún persistía la horripilante imagen de aquel monstruo que con su potente mandíbula lo
había arrastrado, aunque sin herirlo, cogiéndolo del cinturón y del pantalón y transportándolo
hacia la boca de aquel averno en forma de hormiguero. El zarandeo salvador de su
cónyuge había llegado a tiempo. Con mezcla de repulsión y horror todavía le
parecía sentir los palpos de aquel ser. Seguía oyendo vibrar el suelo, por el
que lo arrastraba, al estridular sus miembros otros seres de la misma especie.
También percibía los efectos de las feromonas mezclados con un sinfín de olores
que procedían de todos sitios. Estremecedoras sensaciones táctiles se unían
a la horrífica visión pegada a sus ojos de la cabeza de aquel
insecto.
El repentino empequeñecimiento, por el que devino en un minúsculo ser
humano que acarreó su desgracia, le
permitió contemplar de cerca la actividad acelerada de los miembros de la
colonia que, como su captora a él mismo, transportaban toda clase de alimentos
en la misma y fatídica dirección.
Del fondo de su memoria le vinieron imágenes
del sueño, anteriores a su captura, en las que recibía “mensajes” de la hormiga
en forma de reproches por la maldad de una acción suya anterior: “Estúpido
humano, lleno de soberbia ¿Crees que porque somos pequeñas, como tú ahora, nuestras
vidas no valen nada? Sois como nosotros
pequeñas motas en el universo. Nosotras estamos aquí muchos millones de años
antes que vosotros; y os hemos precedido en cosas de las que os jactáis .Hemos
alimentado a nuestras larvas cultivando hongos mucho antes de vuestro cacareado
invento de la agricultura. Vuestras sociedades no funcionan mejor que las
nuestras. Al contrario vais camino de la destrucción. Lo peor es que nos
arrastrareis “Y sin esperar respuesta del estupefacto H, lo había atrapado en
la forma referida…
.
Unos
días antes de la pesadilla…
Había salido a
andar. Estaba nublado, aquella mañana de agosto,
cuando empezaron a caer esas típicas gotas gordas que uno nunca sabe si serán
confirmadas por una lluvia seria o quedarán abortadas rápidamente. Ocurrió lo
segundo. El fenómeno, no obstante, produjo una especie de aceleración en todas las minúsculas criaturas de ese
hábitat: escarabajos, cochinilllas, tijeretas, hormigas….Parecían tener una
prisa incontenible. Una explosión schopenhaueriana de voluntad de vida.
H había dejado
el camino de asfalto y oyendo aún sus propias pisadas se adentraba en el
sendero de tierra por el que pululaban todos esos insignificantes, para él,
seres. No se enteró-ni le importaba-que sus enormes zapatillas masacraran,
inmisericordes, a una multitud de
laboriosas hormigas obreras cortando con muerte la hilera y dejando una trágica y triste imagen.
Curiosamente poco después del paseo leyó una extraña noticia.Un hombre que vivía sólo desapareció misteriosamente dentro de su propio domicilio.Inquietantemente el apartamento,solo el suyo,apareció invadido por una plaga de hormigas
.
Lo único cierto es que, con posteridad al sueño referido,la conducta de H resultaba extravagante y alguien dijo haberlo visto ayudando a un impotente escarabajo pelotero a darse la vuelta.Y algún otro que lo vió inclinado sobre un hormiguero" hablando solo".
Curiosamente poco después del paseo leyó una extraña noticia.Un hombre que vivía sólo desapareció misteriosamente dentro de su propio domicilio.Inquietantemente el apartamento,solo el suyo,apareció invadido por una plaga de hormigas
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Lo único cierto es que, con posteridad al sueño referido,la conducta de H resultaba extravagante y alguien dijo haberlo visto ayudando a un impotente escarabajo pelotero a darse la vuelta.Y algún otro que lo vió inclinado sobre un hormiguero" hablando solo".
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